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Carta a mi cuerpo, después de 60 años esperándome

La carta que Marta escribió para la temática de Carta a mi cuerpo y fue mucho más que eso , fue un manifiesto a que no importa en qué etapa estás de tu vida, mereces el universo entero a tus pies.


Dato a tener en cuenta son sus medidas: 159 cm busto, 120 cm de bajo busto, 145 cm de cintura y 178cm de cadera

Esta carta fue autorizada a compartirlas con ustedes!

Nada me llena más el alma que sentir que soy un granito más de arena que aporto a su autoestima ese paso de crecimiento que todas nos merecemos, y es aquí que se la dejo para que puedan deleitar esta historia real como la de ustedes !


Carta a mi cuerpo, después de 60 años esperándome

-Durante casi toda mi vida, la palabra lencería me dolía.

No por lo que era, sino por lo que nunca fue para mí.


Corpiños que jamás me cubrieron, que ni siquiera cerraban.

Breteles que se me clavaban.

Elásticos que me marcaban la piel —y el alma.

Bombachas que me apretaban en lugares que ni sabía que se podían apretar.

Y esa sensación constante de tener que conformarme…

Con lo que entraba.

Con lo que había.

Con lo que el mundo decidió que debía usar alguien con mi cuerpo.


Hace un año, dejé de usar corpiños.

Ya no podía más.

No había uno solo que me cubriera bien el busto, menos aún el bajo busto.

Me resigné.

Pensé que esa parte de mí —la de sentirme linda frente al espejo, la de ponerme una prenda y sonreír— simplemente no me tocaba vivirla.


Hasta que un día, apareció LYS.


Primero, como un susurro en mis redes.

Una imagen. Una historia. Un cuerpo como el mío.

Un texto que me hizo latir el corazón.


Y aunque al principio me preguntaba en silencio:

”¿Será que yo también puedo tener algo así?”

”¿Será que a mis 60 voy a sentir lo que otras sienten cuando se ven al espejo?”


A la décima vez que me apareció uno de tus anuncios, Ele,

sentí que era una señal.

Y me animé.

Te escribí.


Y hoy te digo esto:

Jamás, ni en mis mejores sueños, tuve nada igual.


Ni en diseño.

Ni en suavidad.

Ni en cómo me queda.

Ni en cómo me hace sentir.


Hoy, a mis 60 años, tengo un ritual que me emociona:

Ducharme, ponerme mi crema favorita —sí, la que me recomendaste de Natura—

y vestir la lencería más cómoda y hermosa que tuve en mi vida.


No sabía que esto era posible.

No sabía que una podía sentirse tan mujer, tan viva, tan bella… a esta edad.


Gracias, Ele.

Gracias por vestirme por dentro.

Gracias por hacerme sentir vista después de tantos años.


Te elijo.

Y te voy a seguir eligiendo.


Porque después de 60 años, mi cuerpo y yo, por fin nos encontramos.

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